Os iba a recomendar restaurantes, pero entre que se acerca agosto, los pudientes huyen de la capital y con este calor no hay Dios que salga a comer por ahí, igual un heladito, barato y fresquito, sí que entra.
Soy muy fan de los helados, bien sabido por niños y mayores de todo el continente. Me gusta mucho el dulce y esta es su máxima expresión, frío y cremoso, las posibilidades son infinitas. Además, el helado tiene un margen de error altísimo: un mal helado sigue siendo dulzón y fresquito, comestible, y un buen helado puede ser lo mejor que te haya pasado desde que la selección de waterpolo llegó a las semifinales del mundial. No se da el caso, por ejemplo, con la pizza, que también me gusta mucho (reconozco que llevo retrasando las recomendaciones italianas bastante tiempo, pero cuando lleguen, en septiembre, van a ser mejores que un helado) pero en la cual, una mala ejecución, es bastante chunga.
¡Ay Papizza de Gran Vía! ¡Tu escaparate es un canto de sirena para los ebrios e infelices!
Perdón, tengo calor, he dormido fatal y quiero un helado, así que al lío.
Zúccaru (Calle de Vergara, 16 y Calle Palafox, 20)

Mezcla de heladería y pastelería italiana, Zúccaru tiene todo lo que puedes desear y un poco de lo que no sabías que querías. Cannoli, brioche rellenos, granizados, helados increíbles y muchos cítricos son la esencia de esta Heladería Siciliana, en la cual preparan todo como se lleva haciendo desde antes del Padrino I.
Sus helados son sin gluten, 100% naturales y contienen hasta un 65% de pulpa de fruta.
Si váis a por todas, pedid el brioche relleno de helado. De algo hay que morir. También tienen cookies, tartas, bizcochos y un pannetone que me gusta más que decir «Al Pacino».
Reparten por Deliveroo así que si vives por el centro, aprovecha.
Su web.
Töto Ice Cream (Corredera Alta de San Pablo, 12)

Los helados de Töto son los mejores de Madrid.
Los helados de Töto son los mejores de Madrid.
Los helados de Töto son los mejores de Madrid.
Estoy dispuesto a pegarme con quien diga lo contrario. Los helados de Hernán, maestro heladero de Töto, son buenos y naturales, helados de verdad. No estamos acostumbrados, y por eso, su cremosidad, intensidad y calidad sorprenden. Sin sabores forzados ni ultraprocesados, la primera cucharada de cualquiera de sus sabores te va a hacer sonreír. Y la segunda.
Los sabores van cambiando y tampoco tienen muchísima variedad, según su producción. También proveen a restaurantes, por si os interesa a alguno.
No tienen web, pero tienen Facebook e Instagram.
Gelatería La Romana (Calle San Bernardo y otras localizaciones)

Es raro que ponga una cadena por aquí, ya que considero que en la repetición y exportación de procesos se pierde gran parte del carácter y sentido de los negocios; pero es innegable que los helados de La Romana están, como poco, buenísimos. El concepto es muy distinto al de Töto, con helados que son más recetas que transformaciones de productos de alta calidad a crema helada. Encontramos imprescindibles de la gelatería como el tiramisú y otros que estaban más desaparecidos, como el Sabayón.
No solo de pan vive el hombre y no solo de helados vivo yo, así que es un plus que tengan tartas, polos y unos pops de helado muy monos.
Si quieres algo más densote y dulce, probablemente quieras venir a cualquiera de sus locales.
Más información en su web.
Los Alpes (Calle Arcipreste de Hita, 6)

Quizá me juegue una mala pasada la nostalgia y me nuble el criterio, porque estoy seguro de que no hay helado mejor que el que te comías y tirabas por encima de pequeño, pero no es casualidad que Los Alpes esté en el recuerdo de tantos: son de los pocos que han aguantado tantos años en el mismo sitio, y, aunque tú no los conozcas de nada, te digo yo que saben hacer helado.
La heladería más clásica de las que te recomiendo hoy, con sabores de toda la vida y elaboraciones clásicas, aunque suelen tener un par de sabores más extraños en el expositor del fondo. Estamos hablando de gente que vendía helado de aceite de oliva y helado de queso philadelphia en 2009 (no me acuerdo en qué año era, realmente). Muy entrepeneur todo.
Los helados los fabrican ellos y llevan haciendo las cosas muy bien muchos años. Son asequibles y tienen batidos, granizados… lo normal y esperable.
Tienen una web bastante honesta, con sus proveedores (por cierto, muy buenos) y su manera de hacer las cosas.
Y eso es todo, entre nostalgia, helados, hiperglucemia y referencias de dudoso gusto a la mafia Siciliana.
Si conocéis alguna de estas heladerías, queréis pegaros conmigo por lo de Töto o queréis invitarnos a un helado, dejadnos un comentario, amenaza o invitación aquí abajo, en Instagram, Facebook o Twitter. Nos vemos el domingo en la reseña exprés y el próximo jueves si no me ha dado un golpe de calor. Hasta luego.